El reencuentro (II)


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Tucho se sobrepuso como pudo a la visión de Paco. Porque era Paco. Treinta años después mas viejo, pero era él. Aunque...¿Que hacia su amigo vestido de oficial francés?.
 Esa pregunta le martilleaba el cerebro, aunque la actividad del dia le mantuvo bastante ocupado. Pero no lo bastante  para no notar la mirada penetrante de su amigo "francés" clavada en él todo el dia,
 Al terminar la reunión con los oficiales franceses, sus homólogos españoles les invitaron al inevitable "vino español" en la Residencia . Hasta entonces Tucho había conseguido mantener las distancias con su amigo, pero en ese momento Paco se le acercó:
- Hola Tucho. Cuanto tiempo
- Paco...¡Que sorpresa!- fingió- ¿De verdad eres tu?
 Entonces el general francés, del que Paco era intérprete, se acercó
- Así que se conocen...
- Oui, mon General. Cela fait beaucoup de temps
Paco le explicó que se habían conocido en la mili, en 1936, y que era ordenanzas del entonces coronel. Que se habían hecho muy buenos amigos . Que en el verano de aquel año Paco se había trasladado al Regimiento de Costa nº 4 de Mahón con los planos de los nuevos cañones de costa que se iban a instalar en Menorca, iguales a los de Ferrol. Que recién llegado a Mahón estalló la guerra civil y, como la isla había caido del lado republicano el combatió en el mismo, a diferencia de Tucho que se habia quedado en zona nacional. También le contó, al francés, que cuando la isla calló en manos franquistas él consiguió escapar en el último barco. Que desembarcó en Marsella, por la que estuvo deambulando hasta que, en Junio de 1940 se había alistado en el ejército francés. Que al ser derrotados por los alemanes se pasó al maquis, controlado, en buena parte, por republicanos españoles. Que recibió instrucción en Inglaterra y fué lanzado en paracaidas sobre la Francia ocupada, donde combatió durante 3 años y, en Junio de 1944 se unió al desembarco de Normandia como oficial de las fuerzas de De Gaulle, con las que penetró en Alemania participando en la toma de la guarida de Hitler, en Los Alpes.
 A estas alturas Tucho no daba crédito a lo que oía. Paco prosiguió.
Después de la guerra, como era capitán, decidió quedarse en las fuerzas galas.Pero De Gaulle no se fiaba de los republicanos españoles y dió la orden de que se les destinara a puestos burocráticos. A Paco le dieron un despacho cutre en el ministerio, como intérprete de español.
 El general francés movió el bigotillo nervioso y dándose media vuelta dejó que los amigos hablaran. Rioja va, Rioja viene, les dieron las tantas. Los demás ya se habían ido. Solo quedaba el aburrido soldado camarero que no se atrevió a protestar.
 Estuvieron recordando hasta el amanecer. Se despidieron pues Paco tenía que irse a media mañana, con sus compañeros franceses, y Tucho tenía que irse "a dormirla" pues ya no era el joven oficial capaz de irse a trabajar sin dormir. Pero no pudo hacerlo. La conciencia no le dejó. Recordaba, una y otra vez lo que sucediera treinta años atrás.
 Lo que había sucedido es que él había sido el elegido para llevar los documentos a Mahón y que ideó un plán para hacer lo que mas quería, robarle la novia a su amigo. Si conseguía que este fuera a Menorca tendría unas semanas para intentarlo. Luego todo se torció. Al volver de la guerra descubrió que Angelita, que era de la CNT, había muerto de tuberculosis, en la cárcel
 Cuando se reencontró con su amigo fué incapaz de confesárselo. Lo que no podía suponer es que Paco ya lo sabía, pues era un agente de la inteligencia militar gala que había pedido aquella misión, con la idea de matarlo. Y aquello noche de alcohol tuvo ocasión de hacerlo varias veces pero no pudo. Los recuerdos y la mirada de su amigo, la misma de hacia treinta años, se lo habían impedido. Porque no se puede odiar para siempre.

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