Discurso "Paz, Piedad, Perdón" de Azaña

 ...Este fenómeno profundo,que se da en todas las guerras, me impide a mí hablar del porvenir de España en el orden políticoy en el orden moral, porque es un profundo  misterio, en este país de las sorpresas y de las reacciones inesperadas, lo que podrá resultar el día en que los españoles, en paz, se pongan a considerar lo que han hecho durante la guerra.
 Yo creo que si de esta acumulación de males ha de salir el mejor bien posible, será con este espíritu, y desventurado el que no lo entienda así. No voy a aplicar a este drama español la simplísima doctrina del adagio de que “no hay mal que por bien no venga”. No es verdad. Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora,abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos:
         Paz, piedad, perdón.
                 Manuel Azaña, Presidente de la Républica (Barcelona. 18 de Julio de 1938)

4 comentarios:

Chela dijo...

¡Caramba!
No conozco suficientes de Azaña, tan solo elementales referencias políticas a través de mi padre. Este discurso es de sacarse el sombrero.

Repito y deseo: "Paz, piedad y perdón", como final de todas las guerras.

Un abrazo.

Leonidas dijo...

Ese es también mi deseo, Chela. Siempre que se trata este tema recuerdo las palabras de Erich Hartmann,-uno de los mejores pilotos alemanes de la II Guerra Mundial, que al final de la misma evolucionó y sirvió en las Fuerzas Aereas de la RFA-quien, despuès de la contienda dijo:“La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian pero que no se matan”.
En cuanto al discurso de Azaña, he publicado solo el final. Recomiendo a todos que lo lean entero. Es una joya. Posee mas valor si tenemos en cuenta que lo pronunció justo siete dias antes de comenzar la Batalla del Ebro, último intento republicano por cambiar el rumbo de la guerra. Azaña estaba al tanto de dichos planes y, aún así, pronunció esas hermosas palabras.
Azaña es un tipo fascinante. De vastísima cultura, intelectual de primer orden, cometió el error-a mi entender- de descender a la arena política, donde se encontro "como pulpo en un garaje" y se vió desbordado por los acontecimientos. Pero su patriotismo y su amor por la República es indudable.
Este discurso debería enseñarse en las escuelas.

Egeria dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario Leónidas, es un discurso para la reflexión, en las escuelas no sólo debería enseñarse sinó incluso memorizarse, como un himno a la libertad y a la concordia.
No conocía a Erich Hartmann, pero son las mejoras palabras para definir una guerra, yo que siempre pensé lo mismo, no conocia esta frase tan corta y tan precisa.

Leonidas dijo...

Gracias por tu aportación, Egeria. Tus opiniones son fundamentales para este blog.
Si puedes, aunque seguro que ya lo conoces, lee entero el discurso de Azaña. Es maravilloso.
En cuanto a Hartmann, su vida fué de película.Miembro de la generación alemana pervertida por Hitler, piloto de combate con 20 años, jefe del primer escuadrón de reactores del mundo y con 301 aviones derribados en su haber. Pasó diez años en un gulag soviético, acusado de crímenes de guerra. Después reingresó en la Fuerza Aerea de la República Federal, donde sirvió 14 años.
En 1997 Rusia admitió que los cargos en su contra habian sido falsos. Murió en 1993.

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