Isaac Peral

Isaac Peral tuvo un sueño, vivió por él y este le costó la vida. Isaac nació en Cartagena en 1.851. Quiso ser marino como su abuelo-veterano de Trafalgar-, como su padre y sus dos hermanos. . Con 14 años años aprobó el examen de ingreso en el Colegio Naval, aunque no fué de los mas brillantes. En el destacó en todas las materias científicas-sus compañeros le llamaban "el profundo Isaac"- Sin embargo tenía un punto débil: su constitución física. Lo pasaba fatal cuando tenía que hacer esfuerzos físicos, se mareaba frecuentemente en alta mar y sufría de vértigo- lo que hacía un infierno la subida a las vergas. Pero eso si, en canto tenía un momento libre tomaba nota de todo. Nada escapaba a su curiosidad, sobre todo en su viaje de instrucción, a bordo de la corbeta "Villa de Bilbao", entre Cádiz y Manila, ida y vuelta, (abril 1867-Octubre 1869). En 1872 obtiene el despacho de Alférez de Navío.
 Enseguida recibe su bautismo de fuego, al ser destinado como segundo de abordo al cañonero "Dardo", durante la "Guerra de los Diez Años" en Cuba.En su camareta casi no cabe, pues todo lo ocupan sus libros. Es condecorado. De vuelta en la Península es enviado a la Guerra Carlista, como segundo de la Goleta "Sirena". En 1876 lo encontramos como instructor en las fragatas "Blanca" y "Numancia". Vuelve a ser condecorado. Es uno de los oficiales jóvenes mas respetados cuando escribe "Hipótesis sobre la teoría de los huracanes". Nace el científico.
 Con 26 años ingresa en la "Academia de Ampliación de Estudios", auténtica élite intelectual de la Armada, alrededor del Observatorio Naval. Además se casa con Carmen Cencio, hija de un conocido médico naval. Termina sus estudios de ampliación  y asciende a teniente de navío. La vida le sonríe, recién casado y con una prometedora carrera. Pero es ambicioso y busca, como otros compañeros, la promoción profesional. Para ello pide destino a Filipinas. Obtiene su primer mando, el cañonero "Caviteño" pero, tras año y medio su constitución física le pasa factura y contrae el cólera. Debe volver a España. Los cuidados de su esposa hacen que se recupere pronto.
 En 1883 vuelve a la "Academia de Ampliación", esta vez como profesor de Física y Química. Escribe  "Tratado sobre Álgebra" y "Tratado sobre Elementos de Geometría" además de un ensayo sobre astronomía. En sus ratos libres se dedica a estudiar y profundizar en el Principio de Arquímedes.
 Encuentra su gran proyecto. Aplicar dicho principio a la navegación. Será la obra de su vida. Diseña un  torpedero con torpedos lanzados por electricidad. Y entonces da el salto. Se propone diseñar un buque eléctrico submarino. Se encierra en su casa bajo el mas estricto secreto. Corre el año 1885.
 Cuando tiene un primer proyecto lo da a concer a amigos y jefes. Estos lo animan a presentarlo al Ministro de Marina, que le apoya y nombra una junta técnica, que también lo apoya.
 Pero, en el interin, muere Alfonso XII y los políticos se convulsionan protegiendo sus poltronas. El proyecto es guardado y olvidado en una mesa de despacho. Tras un año de peregrinaje entre la burocracia consigue una subvención con la que construye un prototipo en su "Escuela de Ampliación". Le lleva otro año pero el modelo funciona. Es un buque de 21 metros de eslora, de 2.7 de manga, 87 tms sumergido y 11 nudos de velocidad. Puede navegar sumergido 326 millas. ¡En 1889¡. Es tripulado por 8 hombres. En el informe se recomienda la construcción de cuarenta submarinos, lo que haría de España la primera potencia naval del momento. Y por la tercera parte de lo que costaba un acorazado.
 La Reina María Cristina es informada y llama a Peral. La soberana queda impresionada y se amplía la asignación para el proyecto. Peral vuelve a la "Escuela de Ampliación", a sus clases, pues ha de mantener a sus cinco hijos. Entra en contacto con un ingeniero naval que construye un prototipo en el arsenal de Cádiz. Entonces toma la forma que hoy tienen todos los submarinos, forma de huso. Tiene 37 años y el éxito es grandioso- pero las envidias, que siempre acompañan a este, comienzan a arreciar-.
 En 1889 el submarino está listo para las pruebas de mar. Pero Isaac cae enfermo y las pruebas se aplazan. En ese intervalo de tiempo la historia salta a la prensa y causa un terremoto nacional. Los viejos almirantes de la Armada, con su visión anticuada, rechazan el proyecto, pues temen perder su influencia en esta marina tecnológica. Estos aprovecharon una avería en el motor del sumergible para desatar su campaña de desprestigio. Peral comienza una lucha sin  cuartel contra grupos de presión navales, industriales y políticos. El navío es reparado y en unos meses supera las pruebas de mar. El apoyo popular es inversamente proporcional al de las oligarquías. Cada accidente menor, típico de cualquier prototipo, es magníficado.
 Se le permite acudir a la exposición Universal de Parìs y a su vuelta es arrestado por hacerlo ¡sin permiso!. Peral es internado en una prisión militar. El proyecto se paraliza de nuevo. Incluso es objeto de debate en las Cortes Generales. Peral es exonerado en un Consejo de Guerra, pero es apercibido.
 Pero Isaac  no es hombre que se rinda facilmente. Reanuda las pruebas y esta vez consigue navegar sumergido a siete metros de profundidad. Pero la tensión se ceba en Peral y vuelve a caer enfermo. Se recupera y se inician las pruebas con los torpedos.Además aguanta una fuerte tormenta durante ocho horas. Los ensayos han terminado. El submarino está listo. Estamos en 1890
 La respuesta de sus enemigos se resume en la de un ex-ministro de marina:"¿Quiere descubrir la navegación submarina, un oficialete del Cuerpo General de la Armada? ¡Eso es imposible! ¡No lo han podido hacer los ingleses, que son los mejores marinos del mundo!". Así somos en este país. La mala suerte de Peral persiste. Es nombrado Ministro de Marina el portavoz de sus detractores, el almirante  Beránger. Este forma una nueva comisión ante la que califica el submarino como "cacharro inútil". Jaleados por cierta prensa, empezaron a poner pegas y condiciones imposibles al sumergible de Peral. El proyecto se cancela y se prohibe su reanudación.
 Isaac Peral cae presa de una grave depresión y harto presenta su renuncia como miembro de la Armada. Intentó entrar en política pero el sistema Cánovas-Sagasta y sus "pucherazos" se lo impidieron. Además fracasó en varios intentos empresariales. Arruinado es tentado por gobiernos extranjeros para trabajar con ellos. Se niega pues lo considera una traición.
 En estas circunstancias su frágil salud se resiente. En Mayo de 1895, mientras era operado para extirparle un tumor cancerígeno, muere en Alemania. Tenía 44 años.
 Pero aún le sería inflingida una última humillación. El  gobierno "permitió" que fuera enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de Cádiz siempre que la familia sufragara los gastos. Y la familia no pudo hacerlo, por eso está enterrado en Cartagena.
Tan solo 3 años después de su muerte España perdía sus últimas posesiones en Ultramar por, entre otras cosas, no contar con una flota moderna.
 Escribiendo esta historia me viene a la memoria el exabrupto del, por otro lado, genial Unamuno, en su polémica sobre Europa con Ortega Y Gasset: "Que invente ellos". Así nos fué. Así nos va.

2 comentarios:

safo dijo...

Muy buen artículo, sabes que Peral inventó el submarino, pero no sabes todo lo que pasó hasta conseguirlo, es la historia de siempre, todos los que fueron a contratiempo se enfrentaron con aquello de , locos, visionarios....y murieron sin saber que el tiempo les daría la razón.
Mis felicitaciones Leónidas por este magnífico blog.

Leonidas dijo...

Gracias y bienvenida. Veo que has captado perfectamente el sentido de la sección "uno de los nuestros". Es un homenaje a aquellos hombres y mujeres que, sin distinción de sexo, raza o época han ido mas allá, han visto las cosas de otra forma y se han internado por caminos que otros temían.Fueron fieles, sobre todo, a su conciencia. Por eso son de los nuestros.

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