El mundo gay


Algunos dicen que, por fin, han alcanzado el pleno reconocimiento social. Otros dicen que estamos dominados por una mafia "rosa" que controla desde medios de comunicación hasta partidos y sindicatos. Creo que ambos exageran. Pero si creo que, en este país del péndulo, con los homosexuales pasa como con los curas nos pasamos media vida persiguiéndolos y otra media siguiéndolos fervorosamente.
 Yo entré en contacto con su mundo por medio de una amiga.Ella conoce a un montón de homosexuales, de hecho creo que los conoce a todos . Vamos, que si fuera famosa sería un icono gay. Pero lo curioso es que proviene de una pequeña localidad costera, de la que uno tiene la imagen de un idílico paraiso tradicional de los sesenta y setenta; ¡Y resulta que era Little Chueca!. Ella ya tenía amigos homosexuales antes incluso de que ella supiera que lo eran. Antes incluso de que ellos mismos los supieran. Si vas con ella por la calle se acercan un montón de ellos a saludarla. Todos la besan, y de paso me besan a mi también. ¡Y eso si que no!
 Vamos a ver... Yo me crié en una familia de clase media, conservadora. A los gays mi abuela les llamaba maricas, mi madre mariquitas y mi padre maricones. Cosas de la época. Ellos creían en los topicazos de su época. Yo crecí sin odio hacia ellos, pero sin ningún sentimiento positivo tampoco, por la simple razón de que no conocía a ninguno.
 Luego resultó que uno de mis mejores amigos, a quien yo creía un ligón, lo era. Y se me rompieron los esquemas. Entonces llegó a mi vida esta amiga, con su corte de personajes almodovarianos. Y descubrí que lo del director manchego no era parodia sino costumbrismo galdosiano. Incluso pude que ver que algunos de los tópicos, curiosamente los mas positivos hacia ellos, eran verdad.
 Pero claro, comprenderán que alguien que ha crecido con las películas de John Ford, y las canciones de Sinatra, se sorprenda cuando ve a dos tios como montañas rozar sus barbas en apasionado encuentro. Pero, en fin, gracias a mi amiga, me he vuelto mas tolerante. Con algunos de ellos hablo de libros, de cine clásico, de Jazz,- he dicho, bien, con algunos, pues la mayoría son tan brutos como puedan serlo los heteros-.
 Esa minoría suele estar formada por tipos que apuran la cuarentena. Reposados, irónicos y sibaritas. Tienen un trabajo estable, un sueldo decente y arrastran cicatrices de la adolescencia- imborrables- que los han hecho duros pero tiernos a la vez. Si les caes mal te ignoran, pero si les caes bien son generosísimos. Odian el prejuicio estúpido casi tanto como a las "locas" oficiales que necesitan vestirse de mamarrachas encima de una carroza.
 Cuando me invitan, generalmente a tomar café, nunca digo que no. Sus casa están impecables, adornadas con recuerdos de sus muchos viajes. En el pasillo me recibe el aroma del mejor café. En la sala siempre música que me agrada-pues tienen un concepto arábigo de la hospitalidad- que puede ser Billie Holiday, Chabela o algo parecido.Nos une la admiración por Audrey Hepburn o Ava Gardner, aunque por motivos distintos. Su conversación es culta, tranquila, tolerante. Tienen vidas normales porque son normales. Pueden ser de cualquier tendencia política aunque les molesta, por igual, que se les ataque o utilice. Ese es el mundo gay que me interesa.

2 comentarios:

Egeria dijo...

No puede ser, pero cómo puedes ser tan bueno? se te dan dos ideas y desarrollas inmediatamente este relato que a medida que iba leyendo me iba muriendo de risa.
Ponte a escribir la novela, la literatura es lo tuyo,cada dia lo tengo mas claro.

Leonidas dijo...

Gracias por tus piropos. La verdad es que me abrumas, pero también me ayudas a seguir.

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