Jano

Jano es el dios romano del principio, así como Júpiter lo es del fin. Es el dios de la doble faz. Mira hacia delante, hacia atrás; hacia el interior y el exterior; a la derecha y a la izquierda. Es el dios clarividente.
 A él hay que encomendarse cuando se comienza un negocio, una guerra o una acción política. Por él Enero recibe su nombre. Preside la evolución entre los estados primitivos y civilizados, entre la paz y la guerra. La puerta principal de la casa recibe su nombre: Janua.
 Jano procede de Tesalia y comparte su reino con Cameso. Ese reino es el valle del Lacio. Vive en la colina romana del Janículo con su mujer, Camasenea. Es padre del dios Tíber, el dios río. Es padre adoptivo de Saturno, repudiado por Júpiter.
 Es el primer rey de la Edad Dorada. Los hombres son inocentes, la riqueza es común. De manos de Jano nace la moneda, la ley y la agricultura. Jano hace huir a los sabinos cuando estos persiguen a Rómulo y  Remo para recuperar a sus mujeres.
 El templo de Jano se abre en tiempos de guerra para que este actúe.