Conferencia de Luis Mateo Díez

Como colofón del ciclo de conferencias "Maestros de Papel", organizado por el Museo de Arte Contemporáneo "Unión Fenosa", ha intervenido  Luis Mateo Díez (Villablino, Leon, 1942).
 Luis Mateo pasó su infancia en el referido pueblo leonés, lo que marcó su imaginación y su obra. A los 12 años se mudó con su familia a León. Estudió Derecho y desde 1969 fué funcionario del Ayuntamiento de Madrid, hasta su jubilación en  el 2007. Desde los 21 años publica, primero poesía y narrativa, donde se establece definitivamente. Su obra se mueve en el espacio de su infancia pero toma temas universales. Dos de sus obras, "El filandón" y "la fuente de la edad" han sido llevadas al cine. Ocupa desde 2001 el sillón I de la Real Academia.
 La conferencia, bajo el título “Los hilos conductores de la ficción: el azar, la memoria y el olvido”  ha sido muy clarificadora, aunque un poco desordenada.
 En ella Mateo ha reivindicado la importancia del cuadrno de notas para el creador literario, al que denominó "cuaderno de bitácora". Recomendó a los nuevos escritores comenzar por una idea concreta- una idea poética-. Reconoció como imprescindible la necesidad de contar, buscando la aureola misteriosa de la historia.
 Por otra parte definió la atmósfera literaria como un espacio geográfico- lo que Canetti denominó "la provincia del hombre"- Reconoció que su infancia fué determinante en su carrera reconociendóse un niño medieval, mas que tecnológico. Por ello  nota el contraste entre el pasado y la modernidad, conflicto presente entre los escritores de su generación.
 Lo primero que señaló en su proceso creativo fué la importancia del título, como idea inicial. Después vendría la primera frase-la llave de la escritura-
Contrariamente a otros autores definició la creación como placentera y desmitificó la obsesión del escritor por su creación como necesaria pero en su justa medida. Comewntó que el escritor tiene la suerte de vivir en su obra lo que la realidad no le permite vivir. Por ello, es importante mantener la "ambición de la novela siguiente" como la llamó.
 Para terminar habló de los personajes como mediadores entre el autor y la novela. Primero hay que andar tras ellos, después con ellos-identificándose con ellos- para terminar en ellos, metiéndose en su piel. No recomendó el mito del escritor marginado y enclaustrado pues hay que perseguir las historias y para ello hay que salir de casa.