Nunca aprenderé. Estas cenas con amigos son letales para mi. No estoy acostumbrado a beber, pero, entre nostalgias de viejas historias y DVDs de películas clásicas , copa va, copa viene. Menos mal que Gerardo es un alma caritativa y me ha traído hasta mi pequeño apartamento. Voy quitándome la ropa por el corto pasillo mientras tarareo una pegadiza melodía que suena en mi CD (espero que mañana no protesten los vecinos). Por fin acierto a llegar a la cama y antes de acurrucarme del todo ya estoy dormido.
Una voz firme suena en lo mas profundo de mi sueño: ¡Buenos dias, My Lord,!, el señor desea desayunar en su dormitorio o en el salón- un "estruendo" chirriante de cortinajes antecede al golpe de luz matutina-. ¿Quiere que le prepare el baño My Lord?
¡Pero que c.......! Abro mis pesados pàrpados y sobre mi cabeza un recargado dosel ha sustituido a mi húmedo techo de toda la vida. ¡Ademas un tipo me mira sonriente desde el otro lado de la, ahora, enorme habitación!
-¿Quien es usted?, ¿Que quiere?, pregunto con mas miedo que ira.
- ¡Ah, me temo que el señor bebió anoche mas de la cuenta!. Soy James, My Lord, su mayordomo. ¿No me recuerda?
El caso es que el tipo me era extrañamente familiar. No muy alto, pelirrojo, mas tieso que un palo, sonriente y perfectamente vestido de........¡¿Mayordomo?!.
- Le despierto según sus ordenes, My Lord, ¿Desea desayunar en la cama?
Sin salir de mi asombro acierto a afirmar con la cabeza. Entonces el tal James llama a una tal Liza que resulta ser una jovencita alta y delgadisima que entra en la habitación con una bandeja de plata y un desayuno completo.
Desayuno sin reaccionar y me dirijo a la ducha para darme cuenta que esta no existe y ha sido reemplazada por una bañera de cobre, llena de agua. Me despojo de mi ridiculo camisón y froto bien mi cuerpo y mi cara para ver si despierto de una vez.
Despuès de media hora de solaz me visto con la ropa que James ha dejado y que consiste en pantalones , camisa sin cuello, chaleco y una tira que se diría un cuello, además de un pañuelo y unos botines.
Cuando lucho con el cuello entra James y, avergonzado, me pregunta:¿Por que no me ha avisado el señor para vestirlo?. Sin saber por què le pido perdón. Contrariado me dice si deseo la prensa en el salón. Le digo que sí.
Bajo por unas escaleras y cruzo un recibidor que no habia visto nunca. En el Salón, decorado con preciosas alfombras, muebles de maderas nobles , tapices y cuadros en las paredes, me espera un periódico tipo sábana, de los que ya no se publican. Además está en una mesita de mármol, sobre una bandeja de plata. Me siento en un magnífico tresillo "spencer" y al coger la prensa:¡Esta caliente!....¡Joder; me han planchado el periódico¡. Que extraño, está en inglés y yo no se nada de inglés. Y sin embargo lo entiendo. Pero...........la fecha, 17 de diciembre de....¡1909!.
Debo seguir soñando. Ahora el tal James me avisa de que, siguiendo mis ordenes, el coche está en la puerta para llevarme al Parlamento. Salgo de la casa y un individuo con uniforme y gorra grises me abre la puerta de una limusina "Rolls Royce" que debe ser mas cara que cien hipotecas como la mía. Antes de partir, el tal James baja corriendo las escaleras y me pregunta, de parte de la cocinera, si comeré en mi club.
-¿En mi club?, pregunto anonadado por enésima vez
- En el club, entonces, añade James.
En el Parlamento todos parecen conocerme, incluso aquel a quienes todos llaman Primer Ministro, me saluda afectuosamente. Un ujier anuncia el comienzo de la sesión y entramos en el salón de plenos. Entonces un joven rubio, con poco pelo, me coge del brazo y protesta:
-¡Estos malditos viejos no me dejan disfrutar ni de mi habano!
Entonces otro parlamentario se dirige a él diciendole
- Vamos, Winston, apresurate, eres el primero en intervenir.
La mañana pasa despacio entre encendidas discusiones presupuestarias, estrategia naval y el asunto de Irlanda.
Al salir mi chófer me espera y me inquiere: ¿Al club, my lord?. Sin dar tiempo a mi respuesta arranca.
El club, que resulta ser el "Guards Club" es el lugar, por lo que parece, de reunión de oficiales de los regimientos de la Guardia Real, ya estén en activo o retirados. Allí, no se porqué, nadie me llama" my lord " sino capitán o señor. Después de comer paso al salón, donde entre brandy y brandy me entero de las ùltimas noticias del Imperio, de los últimos escándalos e incidentes en La India. Me quedo, debido a la tensión del dia, irremediablemente dormido.
Me despierta mi chófer:Señor, recuerde el té con el comité de caridad.
De vuelta a la mansión que se supone que es mi casa. Allí ya se encuentran unas señoras, emperifolladas y con pinta de urracas, que me tienen entretenido un par de horas para sacarme dinero. Cuando terminamos ya es casi hora de cenar, dicen. Miro mi flamante reloj de oro y son las ocho de la tarde.
El mayordomo me pregunta si voy a vestirme para cenar y sorprendido le digo;ya estoy vestido.
Una mueca de exasperación se dibuja en su cara. Despuès de una cena demasiado fuerte me dirijo a la biblioteca. Es impresionante. Cojo un libro de Keats,¡primera edición!. Aparece otra vez James con mas licor(¿es que esta gente nunca tiene suficiente?). Le pido que me sirva en mi habitación y me llevo el libro y la edición vespertina del "Times", también planchada.
Me meto en cama y comienzo a leer.Cuando me doy cuenta me he bebido la botella y el sopor me vence. Ahora es posible que despierte del sueño..........................
¡Buenos dias, My Lord!
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